Caminar el centro,
recorrer las calles heladas
donde nuestro tránsito de manos tomadas
y ese aprender constante de niños
para quienes todo es nuevo y maravilloso
dejó su huella imborrable.
Aquì, donde el olor de la ciudad
se mezcla con tus sonrisas
y el aroma de tu sexo,
donde las palabras huyeron,
donde el tránsito es hoy sombrío...
En el lugar donde la muerte extiende sus alas
invitándome, libidinosa.
Le pido paciencia,
aunque zombie del dolor,
resisto en mi agonía,
espero que algún día mi clamor llegue a ti.
La ciudad y un mundo vacío,
todo es desolación y naufragio...
Las notas musicales de tu risa desaparecieron
y se transformaron en voces de ausencia.
Ya nada tiene sentido.
viernes, 4 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario