domingo, 6 de julio de 2008

Un poema a cambio de perdón

Esta noche, bajo esta luna entoldada,
mi tristeza alcanza el mayor grado de decepción y depresión
que mi alma pude soportar.
¿Porque no nos quedamos para siempre siendo niños,
y así evitar los sinsabores de la vida que son tan amargos
? Porque con esas palabras,
cuales dagas, atraviesan mi corazón
y destruyen todo profundo sentimiento
y sus primeros pasos.
Y la culpa por haber desbaratado con los pies,
en un segundo,
todo aquello que con gran esmero mis manos habían trabajado.
Pero ya no se puede hacer nada...O por lo menos tu no quieres. El jarrón ya esta roto.
No hay remedio en la Tierra que pueda volver a juntar sus pedazos
como solía ser antes de quebrarse.
Ahora soy como el lago;
lanza una piedra en el y pronto el agua se calmara,
pero la piedra seguirá estando ahí; no se ve pero ahora hace parte del lago.
Ya no hay remedio ni excusa para el error.
Ni el más largo peregrinaje. Ni mil oraciones para expiar mi pecado.
O tal vez el error estuvo en el destino, aunque no crea en el.
Si, tal vez nunca debió ponerte en mi camino.
Así jamás habría tenido tantas dudas y preguntas sin responder.
Así mi corazón no hubiera visto las penas que lo ahogan.
Pero, a pesar de todo, mi consuelo esta en tu desprecio.
Porque al menos ocupo un lugar en tu corazón,
ya que ahí están el aprecio y el desprecio al mismo tiempo.
Y de el mana la vida. No tengo palabras esta noche.
Solo lágrimas y sangre de mi corazón herido,
del cual no mana más la vida porque esta noche ha muerto.
Si, esta noche esta muerto.

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