
Perdón por sujetarte las alas y mantenerte en el suelo por largo tiempo.
Lo único que hice fue retrasarte el vuelo que merecías tomar. Perdón por entrar en tu vida y quedarme ahí.
Sólo fui un estorbo en tu camino.
Perdón por hacer que me recibieras.
Sólo fui un huésped que nunca debió haber llegado.
Perdón por todo el tiempo que invertiste en mí.
Lo que hiciste fue perder vida.
Pero por sobre todo, perdóname por existir.
Esa fue la única manera por la que pudiste tropezar conmigo y ser tu desgracia. Cómo nunca es tarde, decidiste abrir tus alas y emprender vuelo,
escapar de esta miseria en la que te sumergiste y te sumergí.
Buscaste la salvación que nunca encontraste conmigo. Ahora, nada estorba, nada molesta,
maldigo mi existencia por cerrarte los ojos a lo que realmente merecías y necesitabas.
Ahora la luna te da la luz que nunca te dí. Hasta siempre... vuela alto, como nunca lo podré hacer yo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario